Aléjate de esas personas que son perfectas.
Su perfección es reflejo de una inacción muy peligrosa o una historia aún más ficticia que su alegada perfección.
Rodéate de gente real, de esas que fallan y se equivocan, aprenden, lo admiten y se esfuerzan por mejorar cada día
Rodéate de gente que te pueda hacer crecer aun cuando todo esté saliendo mal.
Rodéate de gente que quiere, que desea, en fin, gente fajona.
En palabras simples, rodéate de gente real.